(Poema escrito por nuestro integrante Francisco González)
Mi último primer tabaco
compañero de silencio
a las puertas de la noche
en sillas vacías
en memorias calladas
en palabras huecas
en suspiro largo.
Un aguilucho
porta su tez oscura:
humo del lejano Norte
que culminó su vuelo
en la esquina austral de mi tierra.
Noble saludo
a tan presente fuego
testigo de a instantes
de mi camino
repleto de hojas muertas resucitadas
y del artilugio milenario
que cala desde Oriente hasta mi boca .
Culmina mi espera en su amargura.
Como la copa para el borracho,
para este solitario corazon
el delicado beso de la madera
llena de rigor
una última vez.

Que lindo es tener la habilidad de buscar tantas cosas preciosas en una actividad tan simple.
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